· Constanza Alfaro  · 3 minutos

¿Y si el problema no eres tú, sino el psicólogo?

Encontrar el psicólogo adecuado puede ser difícil. Por eso combino terapia cognitivo-conductual, herramientas visuales y métodos como los de Phil Stutz para ofrecer sesiones claras, accionables y con un toque de humor.

Encontrar el psicólogo adecuado puede ser difícil. Por eso combino terapia cognitivo-conductual, herramientas visuales y métodos como los de Phil Stutz para ofrecer sesiones claras, accionables y con un toque de humor.

Buscar terapeuta puede sentirse como usar una app de citas, pero con menos ghosting y más vulnerabilidad. Hay tantas corrientes, enfoques y estilos que no es raro que más de alguien termine diciendo: “Fui una vez, no me gustó, la terapia no es para mí.”
Spoiler: la terapia sí es para ti, pero quizás aún no diste con la forma que te acomoda.

Durante mis años de formación, entendí que no hay una sola manera de hacer terapia. Y también entendí que muchas veces la gente se frustra porque espera respuestas y solo recibe más preguntas. Por eso decidí que mi enfoque iba a tener que combinar tres cosas clave: estructura, acción y conexión real.

Me especialicé en terapia cognitivo-conductual, una corriente que no se queda solo en el “por qué” de las cosas, sino que también pregunta: “¿y ahora qué hacemos con eso?” A esto le sumé herramientas visuales y prácticas como Miro, para que podamos construir juntxs mapas de lo que te pasa, ver patrones, y armar soluciones claras (y sí, también para que no olvides de qué hablamos en la sesión pasada 🧠📌).

Además, integro recursos que vienen desde fuera de la psicología clásica, como las herramientas de Phil Stutz, que me encantan porque son simples, potentes y ayudan a que la terapia se sienta como avanzar y no como dar vueltas en círculos.

Mi objetivo no es que salgas de sesión diciendo: “¡qué profundo todo!” sino más bien: “ya sé qué puedo hacer con esto.”
Y lo hago con humor, amabilidad y sin perder la seriedad cuando toca. Porque sanar también puede ser liviano, aunque no siempre sea fácil.

Así que si estás en ese punto en que piensas que la terapia no es para ti, te invito a pensarlo de nuevo. Quizás no era el enfoque, ni el momento, ni el match adecuado. Pero cuando encuentras la forma de trabajar que realmente te hace sentido, la diferencia se nota.

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